29|6|2019. Carmen Godino Soto. Abogada. Asesora Técnica Jurídica de CAARFE.

 

Cae la noche. En torno a determinadas zonas de las ciudades, comienza a notarse trasiego de jóvenes. Muchos llevan bolsas de plástico en las que sobresalen botellas. Comienzan a llegar coches con la música muy alta. Se abren los maleteros y están llenos de bebidas y latas. La mayoría, con contenido alcohólico.

Poco a poco, se va animando el ambiente. Prácticamente todos los asistentes son jóvenes, y muchos de ellos no llegan a la mayoría de edad.

Hay muchos grupos y todos beben. En uno de ellos, un chico se encarga de la bebida de los demás. Coge una botella de ron y llena casi hasta el borde un vaso de plástico de gran tamaño. -¡Echa más, echa más!- le piden a coro. De cada vaso que da a sus amigos, bebe un gran trago entre risas. Luego coge una botella de ginebra a la que solo le queda un tercio de su contenido, y bebe directamente “a morro” hasta vaciarla. Sus amigos ya han acabado y piden más. Él intenta volver a llenar los vasos, pero le tiemblan las manos y no coordina sus movimientos, lo que provoca grandes carcajadas.

Pasan las horas, y muchos están mareados. Algunos, han vomitado y se encuentran doloridos en un rincón y otros vagan desorientados. El muro sirve de improvisado urinario, y siguen llegando menores de edad al lugar.

 

Una chica está tumbada en el suelo. La han dejado ahí porque creen que está indispuesta, aunque no ha bebido. Alguien del grupo se preocupa. Quiere pedir ayuda, pero los demás le dicen que puede tener problemas, ya que ha dicho a sus padres que está estudiando en casa de una compañera de curso. Finalmente llaman al 112 cuando se dan cuenta que apenas respira. Los sanitarios comprueban que tiene una intoxicación etílica aguda y que su vida corre peligro. Nadie se lo explica, pues nadie la ha visto tomar una sola gota de alcohol. Su mejor amiga se acerca e informa entre susurros a los sanitarios que sabe que ha usado un tampón empapado en vodka. Al hospital llega en estado de coma y se teme seriamente por su vida. Hay que avisar a los padres, pues en el carnet de identidad que han encontrado en sus bolsillos, consta que tiene 15 años.

A las 8 de la mañana, los servicios de limpieza del Ayuntamiento comienzan a trabajar. Vidrios rotos, botellas y latas vacías, plásticos, vómitos y hasta excrementos encuentran. Algunos vecinos que se dirigen a su trabajo, comentan que esta noche ha sido muy movida y que ha tenido que intervenir la policía en varias ocasiones por peleas, rotura de mobiliario urbano y hasta por un intento de abuso sexual a una chica de 17 años que se encontraba en estado de embriaguez. Uno de los limpiadores, mientras usa la manguera para limpiar los resto de orines, piensa que por suerte, hasta dentro de una semana, no habrá otro botellón.

Lo que se acaba de describir, son escenas habituales en muchos lugares de nuestro país. El fenómeno del “botellón” es una realidad muy difundida y forma habitual de entender el ocio entre la comunidad de jóvenes españoles. La trascendencia del tema, llevó en febrero de 2002 a la propuesta de la “Ley anti botellón”, que regulaba los horarios de venta y de promoción del alcohol, prohibiendo su consumo en la calle, si bien dicha ley no fue aprobada. En las Comunidades Autónomas existen regularizaciones que van desde la limitación de los horarios de venta de bebidas alcohólicas, a la habilitación de zonas reservadas (los llamados botellodromos) que intentan ofrecer elementos de higiene (urinarios, contenedores papeleras) y de seguridad (vigilancia policial), intentando conciliar esta práctica, con otras cuestiones como el derecho al descanso de los ciudadanos, la protección de espacios públicos y mobiliarios urbanos…etc. Pero no ha sido suficiente.

La Encuesta Nacional sobre la Salud y el Consumo de Drogas, constata que el índice actual de consumo de alcohol aumenta según la edad, de menos de 1% a los 12 años de edad a 19% a los 16 y 53% a los 20.

Citando como Fuente al Plan Nacional sobre Drogas,y la Encuesta sobre uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias en España, los datos son los siguientes:

– En España, los adolescentes empiezan a consumir alcohol a los 13,8 años de promedio.

– Casi el 80% de los jóvenes entre 14 y 18 años ha bebido alguna vez en su vida y el 1,7% lo ha hecho cada día, durante el último mes.

– Durante los últimos 30 días, el 22,2% se ha emborrachado y el 32,2% ha bebido cinco o más copas, vasos o cañas de alcohol en un tiempo aproximado de 2 horas (consumo en atracón o binge drinking). Las mujeres beben y se emborrachan más que los hombres, sin embargo, declaran menos consumo diario y menos binge drinking.

– El consumo “de atracón” no sólo produce intoxicaciones, y puede llevar a provocar tolerancia al alcohol, sino que podría afectar al sistema nervioso central a distintos niveles y desencadenar afecciones cerebrales irreversibles.

– El consumo de alcohol en menores interfiere el desarrollo del cerebro en una etapa de cambios que resulta crucial para el futuro de la persona, limitando su potencial y pudiendo afectar a zonas relacionadas con la memoria, el aprendizaje y la planificación de tareas.

– Se producen comportamientos inadecuados en las relaciones personales, con conductas peligrosas para la salud, prácticas sexuales de riesgo, conducción bajo los efectos del alcohol, inicio a otras drogas, consumo abusivo, dependencia…etc., que en ocasiones han llevado a menores incluso a la muerte.

Muy recientemente, en Abril de 2018, la COMISIÓN MIXTA CONGRESO-SENADO PARA EL ESTUDIO DEL PROBLEMA DE LAS DROGAS dio luz verde a un Informe, con objeto de que fuera la semilla de una nueva ley “anti botellón” alcanzándose un pacto de estado histórico de consumo cero de alcohol entre menores.

El texto, elaborado con las aportaciones de todos los partidos tras intervenir 38 expertos del mundo sanitario, farmacéutico, educativo, académico, civil o asociativo, estaba destinado a ser remitido al MINISTERIO DE SANIDAD, para que elaborara un proyecto de ley con un contenido pedagógico y educativo.

En él se recogían medidas muy novedosas, como la posibilidad de un registro del historial clínico de los menores con sus ingresos hospitalarios por alcohol. La prohibición del botellón, las multas para padres cuyos hijos hayan sido interceptados bebiendo alcohol, la venta de bebidas alcohólicas durante el día en las gasolineras, parque temáticos, galerías, museos, cines, zonas recreativas y espectáculos en horario infantil.

También planteaba el informe retirar la publicidad de alcohol en las páginas de internet susceptibles de ser consultadas por menores así como cambiar el mensaje de consumo moderado o responsable que hasta ahora se daba por otro de «tolerancia cero en menores» y “menores sin alcohol».

La anterior Ministra de Sanidad Dolors Montserrat, había hecho pública su predisposición a tener listo en 2018 el proyecto de ley contra el consumo de alcohol en menores tras la elaboración del citado Informe en la idea de sensibilizar, concienciar y trabajar en la “tolerancia cero» en el consumo de alcohol en menores de edad.

El reciente cambio de gobierno, ha dejado en el aire la incógnita de cuándo podrá ser posible su debate y aprobación. El proyecto de Ley contra el consumo de alcohol en menores es una de las normas pendientes de aprobación tal y como está fijado en el Plan Anual Normativo. Tendremos que esperar acontecimientos y seguir luchando desde el movimiento asociativo, del que CAARFE es abanderada, por una regularización legal de medidas para evitar los peligros del alcohol a menores de edad.

Ojalá podamos tener pronto esa ley de “TOLERANCIA CERO DE ALCOHOL EN MENORES”y nunca vuelvan a ocurrir casos como la niña de 12 años, muerta en San Martín de la Vega por coma etílico en un botellón.