Es frecuente que muchos fumadores se planteen en más de una ocasión la necesidad de dejar de fumar o al menos el propósito de abandonar el hábito tabáquico.
Pero hay que tener en cuenta que los procesos farmacológicos y de comportamiento que determinan la adicción al tabaco son similares a los que determinan la adicción a las drogas como la heroína y la cocaína, por ese motivo lo más adecuado es acudir a un profesional en búsqueda de ayuda para abandonar el hábito.
Cuando un fumador inhala la nicotina, ésta va directamente a los pulmones y a la sangre. En siete segundos una cuarta parte de la nicotina ha llegado al cerebro, a través de la arteria pulmonar. Además, se trata de una droga psicoactiva y un potente reforzador conductual, capaz de producir severa dependencia química en el consumidor.
La nicotina es tan adictiva como la heroína o la cocaína y su adicción tiene una base neurobiológica, por lo tanto, podemos hablar de una enfermedad médica recogida como tal en la ICD-10 y DSM-V.
En ocasiones, el miedo al síndrome de abstinencia, a poder engordar o simplemente a no poder conseguirlo hace que el fumador posponga su decisión. El 97% de los fumadores fracasa al intentar abandonar el tabaquismo utilizando sólo la fuerza de voluntad.
Entre los que lo intentan, un 25 por ciento sólo aguanta un día sin fumar; el 40 por ciento entre dos y siete días y sólo un 12 por ciento supera los tres meses. Al menos, el 60 por ciento de los intentos de abandono se producen en los primeros meses del año, coincidiendo con la época de los buenos propósitos para comenzar el nuevo curso.
Pero este motivo, lo mejor es intentar buscar ayuda, y además de preguntar a algún exfumador como la ha conseguido, en estos momentos se puede conseguir una buena información e incluso orientación terapéutica en la oficina de farmacia y por supuesto, en el médico de atención primaria, quien en principio aplicará el programa de las 5 Aes:
Averiguar el consumo de tabaco
Aconsejar dejar de fumar
Analizar la voluntad para dejar el tabaco
Ayudar en el intento
Acordar un seguimiento.
Tras un correcto diagnóstico, en el que valorará, a través de la historia clínica, las enfermedades concomitantes, así como el grado de dependencia y de motivación el médico `puede ofrecer una pauta farmacológica. Y es que el tratamiento farmacológico triplica las posibilidades de éxito, ya que alivian el síndrome de abstinencia a la nicotina, que «es la primera causa por la que los fumadores vuelven a fumar».
Por este motivo, se recomienda a la población informarse sobre las ayudas que existen para dejar este hábito, y, en este sentido, recordamos que los médicos de familia pueden ayudarles.
En casos especiales, como en patologías orgánicas graves, dependencia a otras sustancias o ante la presencia de trastornos psiquiátricos, el propio médico de cabecera remitirá al paciente a la consulta del especialista, bien sea al neumólogo, psiquiatra o al especialista en conductas adictivas.
En este momento además contamos con tres grupos farmacológicos que pueden ayudar y que según el fumador se le puede pautar, por un lado, los Tratamientos Sustitutivos con Nicotina (parches, chicles, spray…), el bupropión (antidepresivo) y la vareniclina (agonista antagonista parcial de la nicotina).
Además, en caso de prevenir el síndrome de abstinencia, también se puede hacer uso de algún ansiolítico que disminuya el craving y el “mono”.
Todo eso cuando el propio paciente decida cuál será el día “D” para dejar de fumar y ayudado de pautas higiénico-dietéticas que pueden ser fundamentales para pasar sin demasiados los primeros días de abstinencia.
Señalar que, aunque se usen otro tipo de intervenciones como la Acupuntura, la Hipnoterapia, la Acupresión, el tratamiento con láser, la electroestimulación u otras terapias similares, ninguna de ellas tienen estudios concluyentes que aseguren su utilidad.
Para terminar con esta breve aproximación a la resolución del hábito tabáquico, primero mantener vivos los motivos que nos hayan ayudado a tomar la decisión de dejar de fumar, entre ellos: