LA PAREJA PARENTAL:

El consumo excesivo de alcohol en los jóvenes suele estar relacionado con:

-El APOYO PARENTAL recibido (por exceso o por defecto)

-El MENSAJE transmitido en torno a los efectos y problemas relacionados con el consumo de alcohol y otras drogas

-Las ACTITUDES parentales HACIA EL CONSUMO de alcohol

RELACIONES FAMILIARES DEPENDIENTES: en aquellas familias en que las conductas de maduración e independencia son desalentadas, transmitiendo mensajes culpabilizadores, los adolescentes tienden a presentar problemas relacionados con el consumo de alcohol y cannabis.

Sabemos que en el seno de la familia se aprenden pautas y se transmiten actitudes relacionadas con el consumo. Pero no es la única influencia, también las actitudes del entorno social y cultural hacia el adquiere el grupo y la sociedad en la etapa adolescente.

Los padres del enfermo alcohólico:

-suelen ser quienes presionan al hijo para que solicite tratamiento

-lo acompañan a las entrevistas, apoyan el tratamiento en un primer momento

-están pendientes de la evolución, los consumos y las posibles recaídas.

Los padres pueden cumplir un papel muy importante durante el desarrollo de la enfermedad, pero también durante el proceso diagnóstico y tratamiento. Por eso, y porque el alcoholismo no es un problema de un solo miembro de la familia con independencia de los demás, todos necesitan apoyo, consejo y tratamiento especializado.

Debemos prestarles especial atención, solicitando su participación e interesándonos por su estado de ánimo. Nunca debemos olvidar el esfuerzo que están realizando y lo doloroso que es el proceso que están viviendo, y por eso debemos darles la oportunidad de que hablen de las dificultades y de la situación emocional por la que atraviesan.

Solemos encontrarnos con padres desconcertados que no recuerdan su propia adolescencia, a los que les cuesta saber hasta dónde deben presionar y controlar a sus hijos, y dónde deben dejarles volar hacia la necesaria independencia. Tienen miedo, temen que fuera de casa no sepan manejar su libertad.

Debemos ayudar a los padres a confiar en ellos mismos y transmitir confianza en sus hijos sin necesidad de acudir a ninguna sustancia, y así fomentar el desprendimiento sin ejercer excesivo control pero sí escuchando y estando pendientes.