La CONFEDERACIÓN DE ALCOHÓLICOS, ADICTOS EN REHABILITACIÓN Y FAMILIARES DE ESPAÑA, CAARFE, desarrolla desde y hasta el próximo 14 de octubre en Matalascañas (Huelva) su IV Convención Nacional, que reúne a más de 400 personas de 120 asociaciones de todo el territorio español. Al acto de inauguración ha asistido la delegada del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, AZUCENA MARTÍ; así como el diputado del Área de Bienestar Social de la Diputación de Huelva, SALVADOR GÓMEZ DE LOS ÁNGELES.

En el inicio de su creación CAARFE apostó de una forma clara por dar visibilidad a las familias de las personas con trastorno adictivo, porque no solo son parte del proceso de rehabilitación, sino porque también sufren las consecuencias de la misma y, necesitan rehabilitarse junto con la persona que presenta una dependencia a la o las sustancias o a otros comportamientos adictivos. “Esta apuesta sigue, y es por ello, que en esta ocasión, se ha querido dar voz a los que posiblemente menos atención se les presta, a los hijos e hijas que viven en casa la adicción”, ha explicado el presidente de la confederación, ÁNGEL JIMÉNEZ. Sobre esto se desarrolla el taller «SOY MENOR. MIS PADRES SON ADICTOS. AYÚDAME», impartido por la asesora técnica de CAARFE y abogada CARMEN GODINO. Cuando una adicción llega a un hogar, el enfermo y sus familiares sufren sus consecuencias. Cada vez más, los colectivos de Adictos y Asociaciones de auto-ayuda, hacen visible su problemática, pidiendo ayuda y buscando soluciones. Se organizan Terapias de enfermos, de parejas, de familiares. Se hacen jornadas, Talleres y Congresos donde se les aporta ayuda profesional y humana. Se tratan sus asuntos de una forma multidisciplinar y, sobre todo, se les escucha. Pero hay unas voces que no se oyen: LAS DE LOS MENORES. “La adicción está relacionada en muchas ocasiones con causas de separación, órdenes de alejamiento, supresión de la patria potestad o visitas a los hijos, accidentes de tráfico. En ocasiones, los niños nacen con problemas de salud ocasionados por el consumo de alcohol o sustancias. Algunos desahucios o la ruina económica familiar se deben a conductas ludópatas por parte de alguno de los progenitores. ¿Dónde está el sentir de esos niños?”, se pregunta Godino: “El Taller, no solo está dirigido a padres o madres. También a Terapeutas y Miembros de Asociaciones. Todos tenemos mucho que aprender de los más pequeños. Desde la técnica del «Role Play», y partiendo de casos reales, la voz de los menores nos va a llegar alta y clara. Y vamos a ser los propios componentes del Taller los que le vamos a prestar nuestras gargantas para que se materialice, quizá desde el niño interior que todos llevamos dentro”. El objetivo del taller es dar presencia emocional a esos menores. Intentar saber cómo pueden sentirse, cuáles pueden ser sus dudas, sus miedos, y sobre todo CÓMO PODEMOS AYUDARLES cuando se ven envueltos en un mundo donde su padre o madre son enfermos adictos.

 

Las familias en las que hay un problema de adicción suelen sufrir desorganización. En muchas ocasiones hay ausencia de reglas o los límites son confusos, nadie está encargado de las rutinas. Además, no suele existir la celebración de eventos familiares y los roles de las personas que componen la familia suelen estar cambiados o distorsionados. Existen problemas de comunicación, negación o ocultación del problema, aislamiento físico y emocional y mucha variabilidad de estados de ánimo. En algunos casos hay malos tratos físicos y casi siempre malos tratos psicológicos. Es evidente que esto tiene una repercusión directa en los niños, que lo que suelen encontrar es una negligencia emocional muy importante. Se trata de una falta de apoyo y comunicación y sentir que no pueden confiar en sus padres. Muchos creen que los padres no les quieren o llegan a pensar que son ellos los culpables de la situación por portarse mal o por el simple hecho de haber nacido.

Si no se trabaja con ellos pueden aparecer psicopatologías como: dificultades de autocontrol. Déficit de atención, hiperactividad, impulsividad, agresividad, baja tolerancia a la frustración, síntomas depresivos, ansiedad, fobias, trastornos escolares, trastornos del sueño, trastornos del comportamiento, asma, enuresis (incontinencia urinaria), inmadurez afectiva, perfeccionismo, baja autoestima o dificultades en las relaciones interpersonales. También es posible la aparición del síndrome del Niño Adulto. Una tendencia a asumir responsabilidades de otros en un sentido exagerado de la responsabilidad (muy autoexigentes, perfeccionistas, gran necesidad de control, relaciones dependientes, búsqueda de la aprobación de los demás, etc.)

Las repercusiones de la adicción paterna o materna sobre los hijos pueden ser enormes, aunque muchos padres y madres crean que sus hijos e hijas no se dan cuenta porque son pequeños. Hasta ellos captan que algo extraño sucede. Trabajar con ellos puede ayudar a prevenir que el patrón de conducta se repita de padres a hijos y nietos.