El Encuentro de Mujeres de la Confederación de Alcohólicos, Adictos en Rehabilitación y Familiares de España, CAARFE, es uno de los eventos anuales más importantes de la entidad junto con el Encuentro de Jóvenes y la Convención Nacional. Este fin de semana se han reunido en Illescas mujeres en proceso de rehabilitación y sus familias y mujeres familiares de personas en rehabilitación en la séptima edición.
El estigma ha sido el punto trasversal del encuentro y por este motivo el evento arrancaba con la conferencia de Alejandro Olalla Borrás, Trabajador Social e Integrador y Asesor Técnico de CAARFE, sobre este tema. “Partimos de una circunstancia histórica que considerar al hombre como sujeto neutro en la investigación: el androcentrismo”. Las consecuencias son claras, y es que tanto en la investigación como en los tratamientos que se desarrollan, se acerca más al cuerpo del hombre que al de la mujer y toma como norma socialmente aceptada el comportamiento del hombre: “Este es el origen de las perspectivas de género. De esta manera surge la invisibilización de la mujer y esto tiene una serie de consecuencias importantes, siendo el estigma el principal”, ha explicado Olalla.
El trabajador social ha comentado que a nivel social hay una doble penalización de ser adicta y de ser mujer, donde observamos que está mucho más condenada la adicción en la mujer que en el hombre. Esto potencia que se esconda y que el acceso al tratamiento se produzca más tarde o que directamente no tenga lugar. “A nivel familiar tenemos que ver la familia de origen. La relación de la madre con una hija adicta se estropea mucho por ese rol social que se le otorga a la madre, que siente que ha fracasado en él, por eso hay mucha conflictividad en la familia. Y en la familia formada, reciben mucho menos apoyo mientras siguen recibiendo las presiones sociales para cumplir los roles que se les suponen propios: ser buenas madres, mujeres decentes… lo que incide de forma directa en su autoestima. Esto lleva al ocultamiento dentro de la familia, se oculta mucho más cuando hay una mujer que cuando hay un hombre adicto, se la responsabiliza más y genera sentimiento de culpa, por eso acceden mucho más tarde a los tratamientos”, ha explicado el experto.
Eva Duran, educadora social, hizo un repaso a los mandatos de genero que tanto condicionan a las mujeres y recalcó que la perspectiva de género hace muy pocos años que se aplica en las leyes de drogodependencias, desde 2018.
La coordinadora del comité asesor técnico de CAARFE, Cristina Prados, matizó que un encuentro como este se desarrolla para que tanto las mujeres que acudan como enfermas, como familiares, como monitores, etc., se puedan llevar herramientas de trabajo para que cada uno, desde sus asociaciones pueda aplicar: “hablamos de estigma, de violencia y adicciones, porque queda claro que es mucho más probable que aparezcan problemas de violencia de género, hablamos también de adolescentes, de miedos que aparecen a la hora de que ciertos patrones se repitan, etc.”.
El evento cuenta con talleres orientados al crecimiento personal más prácticos y una mesa de trabajo que resulta imprescindible para las personas en rehabilitación, la de testimonios de mujeres que han padecido una adicción. Este año se habló de la prevención de recaídas y de cómo manejarlo desde las asociaciones: “Son mesas imprescindibles, ellas tienen gran necesidad de volcar lo que llevan dentro”.
Duran concluía que efectivamente las mujeres han vivido durante muchos años relegadas al espacio de lo privado y aquí sienten que tienen su espacio para expresar lo que necesitan.