El Encuentro de Mujeres tuvo lugar en Jarandilla de la Vera el pasado mes de abril. Este evento se celebra con carácter anual y permite ser un espacio para mujeres que sufren adicciones y también para familiares mujeres de personas con adicción.

En este espacio, Josefa Rodríguez, psicóloga de ALREX Miajadas, habló de la violencia de género y sexual y las adicciones.  La mujer es la gran olvidada en el tema de las adicciones, y sin embargo, muchos estudios confirma “la relación, no casuística, sino de probabilidades entre  la adicción y el sufrir o ejercer violencia de género.

Rodríguez recuerda que “a mayor parte de estudios, de  tratamientos y de programas están diseñados para el hombre”, pese a saber que hay muchas mujeres que también presentan adicción: “ Siempre que hablamos de adicciones, nos centramos en el hombre, y, aunque, los datos nos hablan de una mayor proporción de hombres con adicciones frente a mujeres con adicciones, algunos estudios plantean un 80% frente a un 20% respectivamente, no podemos olvidar que la mujer adicta, existir existe”, asegura de manera contundente.

La profesional explica que, según determinados estudios, la mujer consumidora, sobre todo si existe un consumo problemático y / o trastornos por consumo de determinadas sustancias es mucho más vulnerable. Está vulnerabilidad aumenta la probabilidad de ser víctima de violencia de género, pero también, está la mujer víctima de violencia de género, que consume como forma de afrontamiento al dolor y sufrimiento por las experiencias vividas, por lo que, cuanto más consume, más aumenta la probabilidad de ser víctima de violencia de género, y cuanto más sufre cualquier tipo de violencia, más aumenta la probabilidad de consumir.

La detección es mucho más complicada. Las mujeres suelen estar lejos de la vista de los demás y cuando se detectan, normalmente ya tienen una trayectoria de consumo larga y con muchos estragos a nivel físico, psicológico y social.

VIOLENCIA SEXUAL

Este tipo de violencia se puede dar tanto en la pareja como por alguien con el que la mujer no tiene relación afectiva. Rodríguez recuerda que ambos casos son constitutivos de delitos, y en ambos casos, lo que  la mujer debería hacer es denunciarlo, independiente de que el agresor haya consumido o la mujer, la víctima, haya consumido: “Por desgracia, muchas mujeres no denuncia, no sólo por los sentimientos de vergüenza y culpabilidad, sino porque al haber consumido, se va a sentir doblemente juzgada, es decir, para la mujer víctima de una agresión sexual, el haber consumido es un agravante que conlleva a sentirse doblemente juzgada, sin embargo, en el hombre, que realiza una agresión sexual cuando ha consumido, el hecho de consumir se convierte en un eximente”.

TRATAMIENTO

La psicóloga argumenta que el internamiento para tratar a las mujeres con adicción en recursos asistenciales, en ocasiones, presenta complicaciones, porque no cuenta con la posibilidad de acoger a sus hijos e hijas: “lo pueden ver como un nuevo castigo, al separarla de su mundo y como un nuevo reto al que se enfrenta con muchos miedos”.

En los recursos ambulatorios, además, no permite el acceso al recurso si no hay  una disposición a la abstinencia, pero además, los recursos dependientes de la Red de Violencia de Género, también, por sus normas internas, no permite el acceso a sus recursos si la mujer tiene algún tipo de consumo.

La solución, según Rodríguez, pasa por escuchar, ver y entender a estas mujeres y ofrecer respuestas eficaces y adapta a las necesidades y características de las mujeres. Pero también, debería haber una coordinación interinstitucional, para poder abordar estas dos problemáticas concomitantes y tan complejas.