Año 2019. Nuevamente, el calendario nos ha traído de la mano hacia el casillero que ocupa el día 26 de Junio. Hace un año, estuvimos en el mismo lugar reflexionando sobre el DÍA INTERNACIONAL DE LA LUCHA CONTRA EL USO INDEBIDO Y EL TRÁFICO ILÍCITO DE DROGAS.

¿Han cambiado mucho las cosas en un año? Vamos a pensar sobre ello.

Desde que en 1987, la Asamblea General de las Naciones Unidas de conformidad con la recomendación de la Conferencia Internacional sobre el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, declarase esa fecha para incidir en la necesidad de la cooperación para luchar por una sociedad libre de drogas, el tráfico de sustancias sigue planteando multitud de graves problemas de toda índole, que exigen el desarrollo de leyes y tratados que puedan regular esta materia, haciéndose igualmente necesario un sistema de fiscalización para el control de cultivos o producciones de drogas, a fin que su destino sea derivado hacia destinos legales tales como producción de medicinas, investigaciones científicas…etc., y no hacia el narcotráfico. Sin embargo, estos objetivos, distan mucho de haberse cumplido. Esa lucha, requiere compromisos de los gobiernos de cada país, de los cuerpos y fuerza de seguridad de los estados, de la cooperación internacional, y no nos engañemos, no ha sido ni es suficiente hasta el día de la fecha. Las drogas siguen matando a millones de personas.

El uso indebido de sustancias estupefacientes, ha supuesto y sigue suponiendo un grave problema para la salud de la humanidad, de cuyo control y superación, aún se está muy lejos. Las cifras han sido y siguen siendo escalofriantes. De los millones de consumidores adictos en el mundo, muchos de ellos contraerán graves enfermedades (VIH, infecciones, hepatitis C…). Otros sufrirán las consecuencias de la adulteración de las sustancias originales con otros compuestos tóxicos, muchas veces prohibidos o desechados por su nocividad, lo que supone un riesgo añadido para la integridad de las personas que consumen. Muchos morirán prematuramente por sobredosis y la muerte será también el destino de multitud de consumidores que prolonguen la ingesta en el tiempo. Y no serán sus únicos problemas. El consumo de drogas traerá accidentes al volante, ocasionando lesiones y muertes de consumidores y de inocentes viajeros o peatones. Para conseguir droga, se recurrirá a la violencia en todas sus formas (atraco, hurto, robo, extorsión, asalto).

Han de tenerse en cuenta otros datos de relevancia como los siguientes:

– Sólo afloran a los datos estadísticos y de control, una parte de los enfermos. Muchos otros no son detectados, ni mucho menos tratados.

– Entre los enfermos que no son tratados, ni reciben la ayuda médica terapéutica ni psicológica que precisan, muchos de ellos son mujeres.

– No hay arbitrados protocolos ni sistemas para que reciban ayuda terapéutica los hijos, parejas y familiares directos de los enfermos.

– Preocupa la inmensa cantidad de menores de 18 años que están sufriendo problemas de salud por el uso abusivo de drogas. Una gran mayoría de estos menores ya sufre adicción o la padecerá a corto o medio plazo.

– La sociedad actual no sólo es permisiva y tolerante con algunas drogas llamadas “legales” como el tabaco o el alcohol, sino que induce a los consumos de dichas sustancias, que derivan en el uso/abuso indebido de las mismas, y a la postre, se convierten en verdaderos problemas de salud.

España, según informes del OBSERVATORIO EUROPEO DE LAS DROGAS, ES LÍDER JUNTO A FRANCIA O REINO UNIDO, EN CONSUMOS DE COCAÍNA Y CANNABIS.

– La aparición de nuevas drogas a un ritmo vertiginoso y la consolidación de Internet como medio por el cual se está haciendo posible y muchas veces impune el suministro y la comercialización de sustancias estupefacientes.

Por todas estas razones, existe por parte de los gobiernos la necesidad de reforzar año a año como objetivo, el establecimiento de una sociedad internacional en la que exista un sistema de control sobre drogas. Se trata de un problema que exige transversalidad global, con intervención de los poderes fácticos de gobiernos, organizaciones internacionales y estatales, instituciones y población. Con aportaciones efectivas de todos los poderes de los estados: el legislativo para la elaboración de normas reguladoras, el ejecutivo para adecuar políticas de observación y fiscalización con intervención de los cuerpos de seguridad del estado, y el judicial para la penalización y enjuiciamiento de conductas consideradas como delictivas. Asimismo se requiere la implicación absoluta de sectores como el médico, sanitario y terapéutico, y el social con una política que gestione los medios asistenciales para este tipo de enfermos y sus familiares, la investigación y la prevención.

El tema de este año me parece un gran acierto:

“SALUD PARA LA JUSTICIA, JUSTICIA PARA LA SALUD”

Para una jurista como yo, que lleva años gritando a los cuatro vientos y a quien quiera escuchar la necesidad de introducir la REHABILTACIÓN JUDICIAL como una parte imprescindible en la rehabilitación de los enfermos adictos, este lema que viene a considerar la justicia y la salud como dos caras de la misma moneda, me parece todo un acierto. Nunca podrá haber solución al problema de las drogas si la justicia no se implica, si los gobiernos miran hacia otro lado, si sigue sin haber leyes de tolerancia cero para consumos de alcohol en menores, si la corrupción llega a dejar sin efecto todo lo anterior. Si no entendemos que no puede haber una sociedad justa mientras por nuestras calles y ciudades se vendan sustancias que lucran a unos cuantos desalmados y corruptos, a cambio de millones de vidas.